viernes, 16 de marzo de 2012

Una vez más por favor, en el Jiménez Rueda


A Isabel, mi nueva cómplice en el placer de las letras y en el placer...a secas que,  lubrica  mi inspiración


Para saber más:

Michel Tremblay es un escritor de Quebec, que durante los primeros 20 años de su vida tuvo un estrecho contacto con su madre, hasta que esta fue víctima de un cáncer.

Esta anotación no le va a revelar un dato que le distraiga del placer de ver esta obra, ya que desde el principio el narrador, después de hacer un genial repaso por algunas de las obras más importantes de la dramaturgia universal, nos dice entre otras cosas que en esta nadie se va a morir de tos (La dama de las Camelias) y que no importa mucho si Algo está podrido en Dinamarca (Hamlet) de tal manera que si alguien tiene que morir será en forma de comedia.

Luego seguimos las magistrales actuaciones de Angelina Pelaez y Arturo Beristain, en los papeles de una madre y un narrador respectivamente. Tremblay dice que son personajes melodramáticos pero no estamos de acuerdo. En nada se parecen a los personajes intensos de Una Familia de Tantas o la Oveja Negra y otros dramas sin melo, característicos del cine mexicano de la llamada época de oro.

El narrador y su madre más bien, son personajes melo, sin drama, y para comprobarlo les acompañan predominantemente las voces de Edith Piaff y Fernandel

Michel Tremblay es un personaje que se asume gay, pero no homosexual porque dice que no le gustan los hombres. Es gay, en el sentido literal de la traducción, un tipo alegre que sí ama a las mujeres.

Las ama tanto que son  personajes frecuentes de sus obras, los otros, son gays.

Una vez más por favor, originalmente se llama Por el Placer de Volverla a Ver y trata sobre la memoria de una persona y el regalo póstumo a una dama que amaba el teatro y que sólo pudo verlo en los teleteatros de una época en la que la televisión tenía un poco de vergüenza y de compromiso social.

Hay un punto de contacto en la obra de este autor de Quebec,  con el teatro mexicano: Brigida Alexander, madre de Susana Alexander, fue una de las primeras mujeres productoras de televisión y gracias a ella la educación sentimental de muchos televidentes de los primeros años de la segunda mitad del siglo XX, se nutrió de teatro.   







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