lunes, 26 de mayo de 2014

Dos obras de prolongados aplausos

Ramsés Ancira

Al terminar la función para Entusiastas, el grupo de espectadores que ha formado la UNAM para la difusión del teatro, nadie se levantó de su asiento. Todos queríamos conversar  con los actores y creadores de Érase una vez Oc Ye Nechca obra de la que dos horas antes no teníamos idea de que se trataba, y que ahora nos tenía exhaustos como espectadores después de ver el enorme despliegue físico de seis actores michoacanos, de Ciudad Juárez y el Distrito Federal.

Dos temas puntuales tiene la obra, el de los migrantes que, como en La Jaula de Oro, se van a enfrentar a los "minutemen", cazadores de indocumentados que jamás serán castigados por la injusticia estadounidense; y el de los despojos que reciben la gracia de ser nacionalizados estadounidenses si pelean sus guerras, guerras de las que cada vez hay más evidencia, no son decididas ni siquiera por el gobierno de Estados Unidos, sino por una poderosa industria militar supranacional que compra las candidaturas de legisladores republicanos, y aún demócratas, aprovechándose de las fallas de un sistema político que no tiene voto directo sino representativo.

Érase una vez... no sólo es teatro, tiene mucho de circo, y es que mientras se cuenta la historia, Margarita Lozano, Christian Cortés, Hasam Díaz, Leonardo Zamudio, Gustavo Linares y Antonio Zúñiga realizan una serie de malabares que nos hacen visualizar las duchas del US Army, el cruce clandestino  del muro de la frontera entre  México y Estados Unidos o la expedición a bordo de un tanque blindado.

Hay una escena que es verdaderamente alegórica en este México gobernado por graduados en universidades extranjeras: Se trata de un mexicano que se enrola en el US ARMY  gracias a un documento falsificado. Después de recibir todas las agresiones racistas que son frecuentes en la institución castrense, el michoacano se confía a un rudo sargento. Sus compañeros le advierten que esa protección no es gratuita.

La violación que se consumará sería una magnífica lección para nuestro actual secretario de Hacienda, empeñado en reformas que ponen las nalgas al aire a cualquier violación de la economía nacional, olvidándose que la castidad, sexual o económica, son precisamente el mejor atractivo para cualquier seductor. 

No creo que Jaime Chabaud haya tenido esto tan claro cuando escribió Érase una vez Oc Ye Nechca, pero véala y comentemos si está de acuerdo con nosotros en que la candidez del personaje michoacano, es perfecta metáfora de nuestra Reforma Energética.

La obra coproducida por la UNAM y la compañía teatral carretera 45 se presenta con este elenco de jueves a domingo en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario, hasta el 29 de junio de 2014. Dirige Marco Vieyra. 

Si luego de ver esta obra se queda con ganas de conocer más sobre las realidades que presenta, le invito a adquirir el libro cuyo enlace y portada aparecen a continuación.

Después de este comercial continuamos con Bertolt Brecht










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 Un hombre es un Hombre de Bertolt  Brecht es la obra con la que concluyen el tercer año de estudios un grupo de la Escuela Nacional de Arte Teatral. Sólo un Hombre es el título que lleva esta adaptación en la dramaturgia y dirección de Carlos Corona.

Aunque ya terminó su temporada en el Centro Nacional de las Artes, la obra tendrá al menos una oportunidad más en el Centro Cultural del Bosque debido al éxito de público. Esté atento.

Bertold Brecht es un referente obligado de las escuelas de teatro.  Un hombre es un Hombre es la quinta de las obras que escribió. Quizá usted lo recuerde porque se le atribuye equivocadamente ese poema que dice "Vinieron por los judíos y yo no hice nada porque yo no era judío" que en realidad es de Martin Niemöller,  o por Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles, que algunos mexicanos conocimos gracias a Botellita de Jerez.

La obra, un musical, es un alegato contra la guerra. Un himno para que no nos conformemos con adoptar la identidad que nos fija un papel.

Brecht es un clásico de las escuelas de actuación, prácticamente se le representa todos los años en el CENART y la comunidad teatral se refiere continuamente a su Opera de los 3 centavos y a La Madre Coraje y sus Hijos.

Pero, esta del Hombre... es menos conocida, su mensaje es claro, didáctico como lo hacía Brecht con sus alumnos y sigue dándonos enseñanzas sobre el poder popular, sobre la obligación humana a la rebeldía.

Igual que en la obra anterior, la acrobacia, incluída en tubo, mientras una bella mujer toca el violín, forma parte importante de la puesta en escena, lo que a más de un espectador nos puso de nervios temiendo una caída del andamio.

Atentos a los nombres de Jheraldy Palencia y Meraqui Pradis, quenes no solo son actrices, sino violinistas. Seguro pronto las veremos en puestas comerciales. Giussepe Verástegui, Omar Sorroza, Belén Mercado, Héctor Caballero y   Hugo Buendía, representan  otros roles protagónicos

Después de presenciar Érase una Vez Oc Ye Nehca y Solo un Hombre queda nada más un mensaje, México sí tiene esperanza, no por sus políticos, pero sí por sus artistas, por sus intelectuales, por sus maestros de todas las artes.

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