Por Ramsés Ancira con la colaboración de Alejandra Arias
María Victoria, Julissa, Tongolele, Alejandro Suárez, Niurka, Andrés García y de postre, como imán de taquilla, Araceli Arámbula, Jorge Salinas, Julio Camejo y los herederos de la Sonora Santanera, no hacen sólo un musical llamado Perfume de Gardenia, así, en singular, sino un trozo de México en su Memoria, con toda su pluralidad de cabaret, teatro y carpa.
Ambientada en 1957, Perfume de Gardenia es una sucesión de números musicales con una historia que enlaza perfectamente las canciones aunque la dramaturgia resulte un poco floja. Estan sin embargo todos los elementos del teatro musical y de comedia, las tiples, las segundas tiples, los graciosos, las divas y hasta un sueño teatral pues aunque el ambiente es completamente el de un melodrama cabaretero mexicano, el autor no pudo resistirse a rendir un homenaje a otro símbolo sexual, Marilyn Monroe y al origen del teatro cabaretero: el Moulin Rouge y el Can Can.
María Victoria hace un poco de play back, pero tan solo verla caminar con los entalladísimos vestidos de sirena que la hicieron famosa es darnos a todos una lección de vida, de profesionalismo y de pundonor artístico.
El 10 de diciembre de 2011, a la una de la mañana y después de uno de los terremotos más intensos que se hayan sentido en la Ciudad de México, María Victoria no se quería ir del escenario, animando a la Sonora Santanera a seguir tocando para que la gente bailara en los pasillos del Teatro San Rafael.
Y para seguir con el tipo de música de Perfume de Gardenia, habría que cantarle Oye Niurka, pérdonala, perdonala. Perdona a todos esos críticos que minimizaron tu talento y te destrozaron por lo que pasaba en tu vida personal, cuando en lo profesional eres magistral y estás en la cumbre de tu carrera en los escenarios.
Niurka baila, hace table dance, acrobacias aéreas y comedia. En ese elenco de estrellas brilla y demuestra que es una de las profesionales más completas, no solo porque es un papel perfecto para ella, sino porque de verdad tiene talento.
¡Ah que mala suerte! aun en la última fila del San Rafael se puede ver excelente, pero nos tocó la de malas y en la fila de adelante se sentó uno de los espectadores más altos, lo que nos hizo estar incómodos durante la función; tampoco pudimos ver a Julio Alemán quien ya no resistió el tratamiento de quimioterapia por el cáncer de pulmón que padece y contra su voluntad no lo dejaron actuar, pero con todo estamos complacidos por haber sido parte de uno de los mayores acontecimientos del tearo en México.
Julissa, lejanísima de su imagen de favorita del profesor y de las canciones que la identifican, es sin embargo un referente del teatro musical en México y su presencia es un regalo en Perfume de Gardenia; Benito Castro, sin el maquillaje de Palillo recita textual sus parlamentos carperos de los pulpos chupeteadores que representaban al PRI e incluso hace una premonición de la época de Fox, aunque no se actualizaron en la tradición del teatro político.
Aún asi se atrevieron a hacer un poco de sátira política que el público del San Rafael agradeció de una manera que seguramente no funcionaría igual en el Insurgentes y otros foros destinados a públicos más conservadores.
Araceli Arámbula, guapísima y muy bien entonada, da brillo y actualidad al elenco, aunque sus parlamentos son discretos a pesar de que la obra gira en torno a su personaje, Gardenia.
Jorge Salinas no es actor de la trayectoria de un Andrés García, pero hace su papel en forma convincente y cautiva a las espectadoras jóvenes, en tanto que el actor que caracterizó a Chanoc encarna a la perfección al priismo corruptor, ogro filantrópico, padrino de la mafia y con una ética muy particular, capaz de hacer de las prostitutas respetables damas y de los cuerpos policiacos, herramientas de venganzas personales, tal y como sucedió con Durazo años más tarde.
En tres horas de Perfume de Gardenia, momento cumbre sin duda es el baile de Tongolele. Tal vez sea una vulgaridad hablar de edades, pero nada más recordemos que en 1957 ella ya era una bailarina famosa y más de medio siglo después, en el 2011, representa al mismo personaje, con la misma dignidad y con un equipo de afroamericanos que no tiene que ser caracterizado porque son representantes auténticos de la música y el baile que interpretan.
Alejandro Suárez, un gracioso natural, Julio Cameo y Latin Lover con una caracterización de los homosexuales que ya no es políticamente correcta, pero que debe disculparse si queremos reflejar la realidad de los estereotipos del teatro carpero y el cabaret del Siglo XX.
Gina Varela, una actriz de bellas piernas está al nivel de todo el elenco, aunque ni es una leyenda del espectáculo ni una estrella de televisión como las otras. Si es novia del productor y por eso le dieron el papel, se lo ha ganado con creces. Roxxana Martinez, "la Tetanic" tiene un papel corto del que incluso se podría prescindir sin daño para la obra, pero se agradece.
El uso del video para hacer los "flash back" de la historia es adecuado, sin embargo hay abuso de los efectos con pólvora, varios de los cuales podrían sustituirse por otros. La dirección de Benny Ibarra es digna de admirar con más de 150 personas a su cargo; pero se nota que su relación con Julissa no le permitió dar lo mejor de su papel.
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