A pesar de lo grotesco que resultó para algunos la puesta en escena de Otelo no está aquí, con cerdos decapitados y dictadores empapándose en su sangre, y que el efecto de los trabajadores de la UNAM y teatreros diciendo hasta el cansancio "Esta es la primera llamada" "Esta es Segunda Llamada" y "Esta es Tercera Llamada" acabo convirtiéndose en un monótono defecto, la Vigésima entrega de premios del Festival Nacional e Internacional de Teatro Universitario fue una fiesta feliz e imprescindible para reforzar ese México que nos honra y nos conviene: el de los jóvenes creativos, el de las instituciones que nos brindan cultura y nos alejan de la delincuencia organizada y de la miseria moral.
Que gusto ver a Enrique Singer, director de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México y a los conductores que condujeron la ceremonia de premios comportarse con tanta jovialidad y dinamismo. Que bueno por demostrarnos que en el arte no existen diferencias de edad.
Las premiaciones se dieron en cuatro categorías: compañías de nivel bachillerato; compañías universitarias que no tienen el aprendizaje de las artes escénicas como fin principal, pero si las consideran una aportación importante, rubro en el que destacó la facultad de arquitectura; compañías donde el estudio de teatro es parte central de su programa de actividades; y finalmente, egresados de la carrera universitaria de teatro que ya tienen sus primeros contactos con la vida profesional, más allá de la protección de la academia. En este último rubro los triunfadores fueron los egresados de la Facultad de Filosofía y Letras
"Un aire fresco llega a los escenarios del Centro Cultural Universitario
con la XX edición del Festival Nacional e Internacional de Teatro
Universitario, evento que este año tiene a Grupo 59 de Sao Paulo,
Brasil, como invitado de honor" informó Canal 11 el 3 de febrero, al inicio del festival. Quizá las palabras sean parte de las muletillas de la crónica cultural, pero fueron justas. Fresco fue el ambiente, y la actitud de funcionarios y premiados.
Juguemos a Medea, sobre el rompimiento de las parejas, Historias Subterráneas, La Comedia de las Equivocaciones, El Señor de las Moscas, y Cielo en la Piel, fueron algunas de las obras que recibieron galardones, ya sea por el conjunto del montaje, o por la participación destacada de director o elenco.
Es importante mencionarlas porque este premio les permitirá la oportunidad de volver a ser montadas, y a quienes no hayamos podido acudir al XX Festival de Teatro Universitario el privilegio de verlas.
No será ya con la presencia de la compañía brasileña de la Universidad de Sao Paulo, pero estos jóvenes ya no serán ajenos a nuestro teatro gracias a un convenio para realizar producciones que ha sido uno de los frutos de este festival.
Enrique Singer hizo incluso la mención de lo paradójico que resulta que en el mapa podamos ver que estamos en un mismo continente, y sin embargo haya más intercambios con países de los que nos separa un océano.
Es lamentable que salvo por Notimex, Canal 11 y algunos medios veracruzanos, este Festival de Teatro Universitario haya pasado casi desapercibido para el público que no pertenece a la categoría de Entusiastas del Teatro Universitario.
El teatro Covarrubias fue casi insuficiente para toda la gente que quería presenciar la función.
Como reseñábamos al principio, la premiación se fue dando entre escenas de un montaje llamado Otelo no estuvo aquí que resultó muy teatral pero arruinó la digestión de algunos espectadores poco versados en la magia de la teatralidad.
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