Felipe Oliva es el maestro al que le encanta enseñar y comparte con un reparto de jóvenes y entusiastas actores una obra clásica como sólo en México puede presentarse: con amplios aportes de la carpa y el teatro político.
Un reparto que sale a divertirse y así nos divierte y contagia con su buen humor en un teatro lleno, del que la gente sale feliz y ansiosa de agradecer la luminosa tarde que nos han regalado. Mucho más cuando nos informan que el aporte que hacemos en un sobre será para pagarle a los maestros que
darán oportunidad a jóvenes que no pudieron ingresar a la universidad por no pasar el examen, (aunque ya superaron la preparatoria) y que estudien un diplomado de teatro que seguramente transformará para bien el resto de su vida.
El boleto de cortesía que le entreguen gratuitamente para esta obra, le permitirá ver otras cinco que sí tienen costo, solo canjéándolo en taquilla.
La mañana del día en que presenciamos esta obra leímos una noticia aterradora: Los satélites mexicanos que entre otras cosas son utilizados para la seguridad nacional, serían vendidos por 900 millones de dólares a una empresa europea, Eutel Sat, que ha censurado canales de televisión que dan cuenta de los abusos del capitalismo salvaje y del imperialismo depredador.
El dinero que pagarían por esta operación es apenas cuatro veces lo que se pretendía devolver a Raúl Salinas de Gortari por haberse robado el dinero de varias privatizaciones.
Pero además esto dejará a criterio de una transnacional que canales pueden ser vistos en México y cuales no. Por supuesto no será la pornografía la que censuren, sino cualquier información que pueda hacernos pensar.
En campaña Enrique Peña Nieto ofreció desarrollar la industria espacial mexicana. Menos de ocho meses después de llegar a la presidencia, sigue los pasos de su padrino Carlos Salinas rematando todo lo que tiene de bueno la nación.
Si SatMex fuera adquirido con el dinero que tienen millones de mexicanos en las Afores, podrían invertir en México, obtener rendimientos muy superiores a los que les dan actualmente los bancos y contribuir a una de las industrias más prometedoras no solo del Siglo XXI sino de varios de los que están por venir. Pero estamos gobernados por una clase política enferma de avaricia hasta la locura. Solo ellos quieren depredar aunque condenen a muerte la soberanía del país que no es suyo aunque lo desgobiernen por causas ajenas a la voluntad de cualquier sentido común. ¡Cuanta falta nos hace un Macakikus que aunque sea con una escuela de la mentira, nos haga comprender verdades como las que permiten a Harpagón recuperar la razón!
Mariana Brito
Marco Polo Almaraz
Amy Lira
Gabriel Martínez
Mary Paz Herrera
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