lunes, 8 de septiembre de 2014

Coriolano III, una trilogía de epopeya en la Compañía Nacional de Teatro

Shakespeare
Ramsés Ancira

La Compañía Nacional de Teatro nos sigue sorprendiendo con sus puestas en escena que resultan convertidas  en verdaderas gestas, en epopeyas de la cultura como la que ahora han emprendido al montar las tres versiones de Coriolano: la primera, de Shakespeare, quizá la menos conocida de todas sus obras maestras; la segunda, de Bertold Brecht, a quien simultáneamente representa el teatro de la UNAM con Madre coraje y sus hijos, y la tercera, de Gunther Grass.
Bertolt Brecht


Gunther Grass

De las muchas cosas importantes que tiene esta obra del escritor alemán, Premio Nobel  que alguna vez fue tachado de antisemita por hablar de la doble moral del estado israelí, destaca sin duda la prostitución que se hace del lenguaje para aplicar calificativos contra quien piensa diferente del que mantiene el poder: traidor, extranjerizante...

Impresionante ver el teatro Jiménez Rueda lleno de la primera a la última fila. El Jiménez Rueda se ha convertido en el Teatro Nacional de México pues acude gente de todos los niveles socioeconómicos.

Aunque  por toda la ciudad y en los recintos universitarios se haya consagrado al jueves como "jueves de teatro" con una tarifa simbólica de 30 pesos, es el Jiménez Rueda el que mejor logra el cometido de un teatro sin discriminar, un teatro para hacernos reflexionar a todos. Quizá se deba a los céntrico de su ubicación en la prolongación hacia el norponiente  de la Avenida Juárez, a la vecindad con la colonia tabacalera o a estar estupéndamente comunicado por el metro; o quizá a ser la sede anual del festival internacional de teatro de la UNESCO, por lo que sea; pero es un auténtico teatro del Pueblo.

Añádase la gran  escalada que ha dado la Compañía Nacional de Teatro en el trabajo de difusión que realiza actualmente Erzy Yousef y colaboradoras magníficas que se presentan puntuales a dar cortesías a los amigos del teatro.

Acudir a las funciones de prensa no permite saborear y compartir lo que la Compañia Nacional de Teatro hace experimentar a los públicos, así que fuimos  a una función tradicional, habiendo evitado deliberadamente las críticas y reseñas, de manera que pudiéramos sorprendernos a cada momento.

Y verdaderamente disfrutamos como Kovalsky, el personaje anónimo que enciende las luces del escenario, este ensayo de los plebeyos sobre la revolución, como se puede párafrasear también eltítulo de la obra de Grass, en la cual Coriolano es el director de otra compañia nacional de teatro, en esta caso la de la Alemania comunista, como nos enseñaron a decir en la primaria.

Es necesario estar atento para captar toda la filosofía de esta obra que nos da a conocer todo ese asunto de la lucha de clases en el Siglo XX, cuando la gente tenía que tomar partido y tomar acción directa, no conformarse con filosofía de twitter y redes sociales.

Un dilema ético y actual es parte del conflicto: ¿Se puede hacer la revolución sólo con la lógica y la argumentación? ¿Es posible cambiar al estado autoritario sólo con buena voluntad y civilidad tal que ni siquiera lastimemos el pasto?

¿Plebeyos (clases socieconómicamente precarias) y Patricios (universitarios e intelectuales igualmente pobres pero de traje) podrán entenderse? ¿Trabajar juntos por un bien común?

La obra, ubicada en una época previa al movimiento mundial estudiantil  de 1968, transcurre en una alemania dividida. 
Como iba a ocurrir unos lustros más tarde en Checoslovaquia, los trabajadores creen que se pueden obtener mejores condiciones de vida sólo con el diálogo con los políticos locales y sin temor a la represión soviética.

Y ya no es necesario decir más del argumento. Sólo añadir que no debe perdérsela en su muy corta temporada de jueves a domingo. El teatrófilo va a estar de acuerdo en que es una epopeya del teatro mexicano. Más o menos como cuando se montó Aquel Tiempo de Ladrones si consideramos la extensión. Es decir que son más de siete horas de representación de obras de diversos autores, pero con un personaje común, Coriolano.

Con ese sólo elemento en común Coriolano, vamos a presenciar casi cinco siglos de la evolución del teatro en el mundo, con una visión mexicana en la que intervienen traductores del alemán y el inglés, los actores de la Compañía Nacional de Teatro, que es una de las más extensas y magníficas del planeta y un público inteligente y entusiasta.

Por todo esto le decimos que Coriolano es teatro épico, una gesta, una epopeya y sobre todo la constatación de que existe un grupo numeroso de personas que se mantiene comprometida en devolverle a la sociedad, con reflexión e inteligencia, cada centavo que les da el Estado para que no seamos una población bárbara, aunque tengamos un gobierno de sátrapas.

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