lunes, 9 de diciembre de 2013

Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán. Retrato de la corrupción del PRI


Diario de un Reportero

Ramsés Ancira

Dos años después de que Luisa Pardo, descendiente de una de las mujeres de Chihuahua que participó en el asalto al Cuartel Madera, montó con el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México El Rumor del Incendio, vuelve al escenario del teatro de cámara Sor Juana Inés de la Cruz para contarnos otra parte de la historia más negra de México. Esta vez no se trata de la represión y la guerra sucia, sino de la historia del partido más empeñado en deshacer la soberanía económica del país, el PRI.

Luisa Pardo y Gabino Rodríguez, escribieron y actúan  esta original obra basada en la historia de una de las decenas de miles de personas desaparecidas en México durante el Siglo XXI, particularmente en Michoacan. Las diferencias más notables  son  que esta persona, antes de desaparecer, era de las que más se oponían a la corrupción magisterial, la otra, que escribió un libro casi desconocido hasta ahora.

Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán lleva este nombre en honor a un legislador independiente que se suicidó de un tiro al darse cuenta de que trabajar en forma honesta ante la aplanadora priista de sujetos que votan por consigna, era igual de inútil que perforar una montaña con un clavo.

La especialista Estela Leñero ha escrito que pareciera que los autores de la obra no fijan posición, que se limitaran a una clase de historia con asuntos de sobra conocidos. Difiero de esta opinión. Basta con la manera en que se trata la utilería con el retrato y la voz de Lázaro Cárdenas, para hacernos saber que ha sido el único oasis en el mar de asesinatos y mierda que constituye la historia del Partido Nacional Revolucionario y sus secuelas.

Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán es una experiencia teatral que no termina cuando los actores cierran el telón. Al salir del foro los espectadores se van a encontrar con un periódico mural donde aparece una buena parte de los presidentes emanados de las filas del PRI y que supuestamente obtuvieron entre un 50 y un 100 por ciento de los votos. Destaca la foto elegida de Carlos Salinas de Gortari, quien a juzgar por lo que acabábamos  de presenciar los espectadores está carcajeandose por la forma en que se robó no solo la silla presidencial, sino la mayor parte de los bienes de la Nación en lo que hasta entonces constituyó el mayor despojo a la soberanía mexicana desde la pérdida de la mitad del territorio nacional, aunque no tan grave como la cesión de los recursos de la contrarreforma energética al cierre de  diciembre de 2013.

Un video con el discurso de Enrique Peña Nieto al asumir como presidente, remata la historia que no se alcanzó a contar en los 92 minutos de representación. Minutos antes escuchamos que el hijo de la heroína rebelde de esta historia, y autora del libro que complementa este trabajo teatral, ha emitido su voto por el PRI.

Lagartijas tiradas al sol es el nombre de este grupo de teatreros que ha documentado prodigiosamente esta triste historia de nuestras desgracias. Ellos han hecho su parte con una estupenda investigación y recuperación de materiales de video y audio. Nos toca a nosotros, los espectadores, hacer nuestra parte y no quedarnos impávidos, resignados y precisamente como Lagartijas tiradas al sol porque muy pronto el PRI también estará concesionando a empresas extranjeras la radiación solar y pobre del mexicano que quiera usar sus propias celdas, porque se le acusará de robo a la nación o se le exigirá pagar un impuesto especial como ya lo hacen en España.

No necesitamos  ser videntes  o profetas. La privatización de la radiación solar y del viento es el desenlace lógico, para un argumento de sobra conocido, tras 70 años de venta nacional a cargo del partido tricolor y sus secuaces.

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